Homeostasis: estimula o inhibe los procesos químicos celulares para garantizar la estabilidad del cuerpo. Estas acciones pueden afectar a un solo tipo de célula o a varias en todo el organismo.
Reproducción: produce células sexuales femeninas y masculinas (óvulos y espermatozoides, respectivamente), que participan en el proceso de reproducción humana. En las mujeres, también prepara el cuerpo para el embarazo, a través del funcionamiento de otras hormonas. Así, tras la fecundación, por ejemplo, mantiene la pared del útero, prepara la glándula mamaria para que fabriquen leche y propicia el nacimiento.
Desarrollo corporal: comienza y controla los cambios físicos que llevan a la madurez sexual y física (adquirir estatura, peso y contexturas adultas).
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